La filosofía de este nuevo espacio de La Persiana se resume con el texto titulado «El oficio de payaso» del Clown de Pierre Étaix
«Los payasos célebres y también los ilustres desconocidos tienen en común un conocimiento perfecto de su arte, que impone el respeto. Un arte específico del que difícilmente hoy podríamos eludir su aprendizaje y que no puede ser objeto de una escuela única. En efecto, aquel que pretenda tomar esta vía debe imperativamente aprender “el arte de saltar” (dígase acrobacia), que permite ejecutar “cascadas” (en el argot circense “falsa caída”) sin hacerse daño y con elegancia, o la danza que aporta gracia a cada movimiento. Habrá que añadirle el mimo para expresar a través de actitudes, gestos y expresiones, una gama completa de sentimientos, de estados de ánimo y de sensaciones.
Le será necesario saber aprender malabares para hacer divertidas todas sus falsas torpezas; hacer un poco de magia, puesto que lo irracional forma parte del universo del payaso; y también, sin ser un virtuoso, el payaso debe saber tocar correctamente varios instrumentos musicales. A la vez sería bueno practicar algo de acrobacia a caballo, etc. Tantos oficios constituyen un bagaje indispensable para el cumplimiento de su arte, puesto que el repertorio tradicional de las “entradas de payasos” (números) precisa del conocimiento de diferentes disciplinas. Así pues, es inútil ignorarlo».