LAB CLOWN + T.Alexander + Música en directo

Cada Segundo Domingo de mes de octubre a Junio

Tres Talleres 75€ | Dos talleres 60€ | Un solo taller 35€
* El pago y la reserva son válidos para la los talleres de Octubre 2022 a Junio 2023.

Lugar : Poble Sec, Barcelona

Idea: Martademarte

Música en directo: Alfredo Ruiz

En LAB CLOWN exploramos cómo el ser humano puede ser un verdadero interprete de sí mismo. Lo primero que aprendemos en taller Clown, es que hay diferentes cualidades de consciencia. Hay una consciencia de nivel bajo, automática y otra consciencia más amplia, un camino en más direcciones.
Se anhela saber alguna cosa, pero la respuesta está en una manera de ser más consciente, de estar abierto a un nivel de experiencia más amplia. Solo entonces, nuestra verdadera naturaleza se despliega con absoluta candidez e inocencia y hace fácil lo que antes parecía imposible.

Memoria último LAB CLOWN:  
https://www.martademarte.com/diarioclown/2022/11/22/56-lab-clown-tecnica-alexander/

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¿Qué es la técnica Alexander?
En 1894, un joven actor australiano empezó a enseñar un método para mejorar la manera con la que manejamos nuestro cuerpo. Su nombre era Frederick Matthias Alexander, y sus compañeros actores no tardaron en aplicar sus enseñanzas. Más tarde, cantantes, bailarines y músicos empezaron también a usar la técnica para mejorar su actuación (hoy en día se enseña en los principales centros de teatro y de música).
La Técnica Alexander está diseñada para enseñarnos a utilizar nuestro cuerpo de una manera racional y económica (menos es más) en vez de una manera inconsciente e inadecuada. Nos enseña el principio básico de que hay un estado particular o “esquema corporal” en el cual las partes del cuerpo están relacionadas y la tensión muscular distribuida de modo que permite a cada parte y al todo, estar y funcionar de la manera más efectiva. Lo que llamamos “Buen uso de uno mismo”.

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Frederick Matthias Alexander
Alexander nació en 1869 en la isla de Tasmania. Creció en el campo y, aunque empezó a estudiar en la escuela local, los problemas de salud le impidieron seguir. Alexander cultivó su pasión por Shakespeare y, desde muy pequeño, decidió que quería ser actor; se hizo un repertorio de monólogos de humor y de discursos del gran maestro.
Cuando cumplió los 20 años, había ahorrado suficiente dinero para viajar a Melbourne y emprender un nuevo camino en el mundo del teatro. Se formará como actor y pronto se especializará en hacer recitales de Shakespeare.
En su momento de mayor éxito, una ronquera crónica, que se va agudizando cada vez más, no le permite terminar sus funciones. Emprende una larga travesía, sin resultado, por médicos y foníatras. Deduciendo que era algo que realizaba en el escenario lo que provocaba su problema en la voz, comienza un intenso trabajo de observación sobre sus conductas al recitar.

Su descubrimiento
Con la ayuda de un espejo, en una búsqueda minuciosa de sus hábitos, observa que antes incluso de hablar tiraba su cabeza hacia atrás, provocando que la musculatura del cuello se tensionara innecesariamente, que la garganta se deprimiera y que su pecho se contrajera. Además, siguiendo las técnicas de actuación de la época, sus pies se aferraban como garras al suelo, ocasionando en sus piernas una enorme rigidez muscular. A partir de allí se da cuenta que esta práctica tan arraigada solo podía modificarse si su cuerpo y su mente se relacionaban clara y armoniosamente. ¿Qué hacer ante esta fuerte costumbre o habito? Alexander descubrió que debía inhibir la respuesta habitual, haciendo una pausa, pensar nuevas direcciones musculares en contra del hábito, lo cual significaba permitir que su cabeza fuera hacia adelante y hacia arriba, que su espalda se alargara y se ensanchara, y poder entonces cambiar su patrón de movimiento, que tan profundamente influía en su voz. Decide aplicar lo descubierto en sus actuaciones en público, además de impartir clases a sus compañeros, transformándose pronto en un sabio maestro, y ganándose el nombre de “el hombre que respira”.

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Control primario
Se llama así a la relación dinámica que existe entre cabeza, cuello y espalda y que es determinante en la organización del equilibrio y el movimiento de todo el cuerpo. Si la manera de usarse uno mismo interfiere con el equilibrio de la cabeza, la organización de todo el organismo se verá afectada negativamente. La cabeza inicia siempre los movimientos y el resto del cuerpo sigue. Si se previene el bloqueo del control primario, el sistema funcionará de forma óptima. Para ello, todo el cuerpo deberá liberarse de tensiones innecesarias y, de esta manera, adquirir su estatura y amplitud ideales.

Totalidad
La totalidad es más que la suma de sus partes y no puede ser explicada a través de las partes. Las partes están armónicamente relacionadas y solo pueden ser adecuadamente comprendidas por la dinámica de la totalidad. No hay partes que tengan una existencia independiente.

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Tres descubrimientos fundamentales

¿Conseguir los fines o estar en los medios?
El hábito de reaccionar automáticamente e inconscientemente para llegar a la meta es lo que Alexander llamaba el logro de los fines en oposición a la conciencia del presente, el aquí y ahora.

Apreciación sensorial errónea
El cuerpo es siempre la sede de la percepción, es decir, depende de cómo funcione el cuerpo afectará directamente la calidad de percepción. Un mal hábito habitual afecta la fiabilidad de su sentido sinestésico (peso, precisión y movimiento) es decir, no puedes tener la seguridad de estar haciendo exactamente lo que crees estar haciendo. Eso muestra lo fundamental que es la propiocepción y la transcendencia de los hábitos propioceptivos.

Inhibición
El reconocimiento de este problema de apreciación llevó al tercer descubrimiento: antes de hacer algo, tenía que detenerse para descubrir qué necesitaba para ejecutar libremente una acción, hacer menos para conseguir más, lo designó como inhibición. No se debe confundir con el concepto freudiano de inhibición. La inhibición de Alexander no supone ni represión ni insensibilidad sino la eliminación de reacciones estereotipadas que impiden el libre funcionamiento del organismo y la verdadera espontaneidad.

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